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CANDELARIA: AYER Y HOY

PRESENTACIÓN

DDD La idea de publicar un libro con imágenes de la antigua Candelaria vagaba por mi mente hace mucho tiempo. Para conseguir el objetivo, era preciso contar con  la complicidad de nuestros mayores.  Por suerte, me la brindaron sin recelo y pude compartir con ellos, su iconografía que  conservaban en algún rincón de sus casas. Lo que para mí era un tesoro histórico, para ellos, un generador de recuerdos embargados de nostalgia. Poco a poco, iba descubriendo, en su memoria, un archivo de vivencias y datos, que no habían sido publicados en libro alguno. Mi actuación, pues, debía ser decisiva, ya que con el paso del tiempo o como la misma vida, se iba perdiendo nuestra propia identidad, nuestra propia historia.  Mi proyecto, debía ejecutarse cuanto antes.  Empecé mis correrías por calles, plazas, muelle, casas, patios…, recogiendo fotografías, recabando datos de las mismas, contrastándolas… A veces, existían lagunas en algunas  informaciones, pero ese olvido lo reparaba en posteriores visitas.  Parecía que la brisa del mar les había refrescado la memoria. Era un trabajo arduo y de mucha paciencia. No es una labor fácil, pero tampoco imposible. Había que coordinar aquel puzzle de retratos, dándole un contenido de identificación visual y  textual.  Es de justicia reconocer que el autor de este libro, ha sido el pueblo de Candelaria, el mismo que me abrió las puertas sin un mal gesto, siempre con una sonrisa y dispuesto a colaborar, a contagiarme con esa palabra de aliento, a motivarme para que no flaqueara en el camino de investigación que había emprendido.   Los vecinos de la Villa, me hablaron de la Candelaria de sus padres, de sus abuelos, de su idiosincrasia. Viajé en el tranvía de su imaginación, deambulé con los recuerdos. Me sentí un pasajero privilegiado. En los relatos, me llevaron a ver la estampa matutina de aquellos pescadores y pescadoras entorno al “desembarcadero” de la Playa de Santiago (El Pozo), a la fiesta de la Patrona de Canarias. También en “la Mareta”, frente a la Cueva del Talán, donde hoy está la Virgen del Carmen, contemplé durante la bajamar, unas afanosas lavanderas que estaban junto al río de agua dulce que salía de las entrañas del risco. Muy cerca, la alfarera que acaricia el manejable barro, dando forma en sus manos, al bernegal de entonces… Más allá, unas garbosas molinetas, contribuían a consolidar una imagen entrañable.  Me contaron anécdotas de los salones de empaquetados de Punta Larga y de  El Pozo; de una tarde de fútbol en La Laguneta, hoy Plaza de la Patrona de Canarias…
DDD En este libro afloran las reminiscencias de un pueblo, donde el tiempo a ritmo acelerado, ha beneficiado el desarrollo turístico y residencial de esta Villa, que no ha podido borrar de sus  retinas,  las imágenes de antaño.
DDD Las fotografías que se publican han sido seleccionadas entre muchísimas, quizás hayamos dejado algunas del gusto de algún lector, otras que a mí me hubiese gustado publicar, pero no fue posible conseguirlas por ningún medio; pondré como ejemplo la de uno de los personajes más populares y queridos,  Juan González Sabina, conocido por “Juan Cachucho”.  
DDD Quiero dar las gracias a  Dimas Coello, Álvaro Da Silva y al P. Jesús Mendoza,  por su colaboración y apoyo en la ejecución de este libro, en el que se valora la línea histórica-religiosa y tradicional del pueblo de Candelaria.
Cierro el comentario, con unos versos que fueron apuntes festivos de Juan Pérez Delgado, “ Nijota”:

¡Querido Candelaria!:
(la concordancia es buena)
puesto yo en plena playa
y empezando a girar,
veo, de un lado, toda
la calle de la Arena,
veo, de otro, el Convento,
veo, “de frente, mar”.
   

 PRÓLOGO

DDD Manolo Ramos, el poeta, afincado en el Municipio de Candelaria, concretamente en Araya, nos trae ahora, como reliquia del pasado, una serie de fotografías del viejo Candelaria, para recreo de la historia de esta Villa Mariana. Dividido por secciones, se inicia con “Rincones entrañables de la antigua Candelaria”, con estampas de lugares históricos: Plaza de la Arena, playa del Convento, el pozo de la Virgen, etc., así como curiosidades a esos puntos de encuentro de la juventud. “Personajes populares” donde hemos de destacar por su belleza y por la repercusión que tuvo dentro y fuera de las islas, a “La Iluminada”. No puede faltar “La Candelaria pescadora” en el que la guagua y la soldada del Pozo, siempre fue noticia, como la historia del Rey Guanche, Lázaro Manuel Alonso Castro en la “Ceremonia de los guanches” por agosto. “La Candelaria agrícola”, del empaquetado de tomates y papas, como para ver donde estaban ubicados los molinos de gofio. También está presente, los “Primeros equipos de fútbol” en el que el C.D. Candela, representa la inquietud de un pueblo o “La Candelaria de la Escuela y el Maestro Nacional” de alumnos y profesores, que marca en grupo y con simpatía el camino de la docencia. Los “flechas” y los “Cadetes de la Virgen” con su banda de cornetas y tambores. “El Cine y su ubicación” y las “Fiestas” a la Virgen de Candelaria, siempre multitudinaria a los pies de la Patrona de Canarias. Otro capítulo de vital importancia para la Villa fue: “Obras en la Magdalena para la construcción de una Basílica”, con detalles de encofrado, de un comprobado valor histórico, como “La Basílica actual y fases de construcción”. Luego, para terminar, vendrían las inauguraciones, de la Plaza, la Fuente de los Peregrinos y la consagración de la Basílica. Todo un cúmulo de sentimientos en torno a la Virgen. Legado que Manolo Ramos, hombre sensible a la belleza y a los relatos del lugar, ha sabido rescatar, a través de unas fotos, el testimonio hecho historia, a veces leyenda o memoria para convertirse con su obra, en cronista de la Villa. Un reto con sabor poético.

Dimas Coello

ABRAZO DE TABAIBA Y LUZ.  CANDELARIA

DDD El paisaje es siempre realidad y siempre sueño. Un paisaje destrozado y olvidado es como un sentimiento sin espacio y un amor sin referencia.  Lo que el hombre hace a lo largo de la historia, aunque sea como un noviazgo entre esfuerzo y naturaleza, connota el entorno de su existencia y hace posible leer, los años, los minutos, la historia y soñar puertas abiertas, ventanas rendidas y sobre todo vida andante, sin miedos, saludando, sonriente al aire fresco de la vida…

DDD Candelaria fue todo y mucho de esto. La historia, el paso del tiempo, ha hecho posible que se borren señales, que se oscurezcan espacios y sobre todo que se olviden personajes que son la misma vida de entorno natural de este pueblo. También su flora y fauna.

DDD La memoria cuando se recuerda con cordialidad y una carga fuerte de honestidad a la memoria ejercida y obligada, hace nacer de nuevo la sonrisa y el recuerdo que es en ocasiones nostalgia que se hace casi vida.

DDD Esto es lo que ocurre con el libro que tienes en tus manos y que Manolo Ramos, ha hecho, pensando en traer la vida y la historia y dar más vida para hacer más historia en esta Fundación Canaria, benéfico-asistencial, Alejandro Da Silva…

DDD El agradecimiento es la vista alegre sobre las fotos, tal vez una lágrima liviana y contumaz, y la frescura de unas letras que saben a mar, a luz, a barro de bernegales y a sudor de sardinas…

DDD Y sobre todo se hace abrazo de tabaiba luz, porque Candelaria es rumor de olas fuertes y abrazo de brisas tiernas.

DDD Su historia es única y repetible si nuestra memoria se hace canto.

DDD Más allá de este mar estás, morena, como siempre (Daniel Olivera).  No sé si a ella o a Ella, igual da, Es-Morena.

Padre Jesús Mendoza

 

Vista de la Plaza de la Arena (hoy, Plaza de la Patrona de Canarias).
A la izquierda, “El Monturrio”, a principios del siglo XX.

Barcos varados y mucho público en “El Pozo” (antes, Playa de Santiago por El Castillo de su nombre). 1950. La vivienda, al fondo, era de Domingo Rodríguez Díaz, hoy “Edificio El Cano”. A la derecha, la cueva del Talán, donde actualmente está la Virgen del Carmen. A la izquierda, “el desembarcadero del Pozo”. Dicen que el nombre de la cueva se debe, a que había tres barcos conocidos por “los talanes”: El San Juan, El Palmito y el San Pedro.

Trece años después de la paralización de las obras en la Magdalena, el Obispo Pérez Cáceres, anuncia que en el mes de febrero de 1949, comenzarían las obras de la Basílica. Proyecto del arquitecto, José Enrique Marrero Regalado, siendo la entidad adjudicataria de la obra, “Construcciones Hidráulicas y Civiles S.A.”. Donde hoy se levanta la Basílica, había un templo en el que estuvo la Virgen, 1672, que desapareció a consecuencia de un incendio acaecido el 15 de febrero de 1789.

Los beneficios resultantes de la venta de esta primera edición revierten a favor de la Fundación Canaria Alejandro Da Silva, "Lucha contra la Leucemia", a su delegación de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.